Chañi: Montaña Sagrada.

Era un sábado, común y silvestre para los habitantes de León (Jujuy), por nuestra parte, con Diego y Hernan, dos grandes y habituales compañeros, habíamos viajado varios kilómetros desde Córdoba y estábamos un poco atontados. Nos habían pasado el contacto de Saúl, un joven simpático de 23 años, arriero por tradición familiar. El nos recibió con una sonrisa, y comenzamos a armar los bultos. Era nuestra intención intentar ir lo mas liviano posible, para poder bajar sin cargueros, a pesar de ello, seguramente teníamos unos 120kg de material y comida para la semana y media que teníamos por delante.

Aproximación qda. del Río León.

Nos despedimos de Saúl, el diciendo que nos alcanzaba al rato, seguramente no contaba que la mochila liviana nos haría volar. Entramos en la Quebrada del Río León, cruzamos el puente y con un ritmo ligero en un par de horas estábamos en Encrucijada, lugar donde casi termina la gran playa del río, y se divide en dos afluentes, el Río Ovejería que baja del SO y el Río Molina desde el NO. Desde aquí en adelante, por los próximos 2 días, el camino de aproximación seria fantástico, como salido de un cuento de J.R.R.Tolkien.

Encrucijada, aproximando a Tranca.

Una hora más tarde llegamos a Tranca, un caserío perteneciente a la familia Gutiérrez. Llegamos justo antes de que comience a lloviznar. Doña Florencia, mujer de aspecto curtido y gran simpatía, caminaba apresurada y molesta, un zorro le mastico un chivito, sin dudas un astuto sin vergüenza.

Puestos de arriba, en Traca (2600msnm).

Nos acomodamos en un puesto rústico, muy bien construido, compartiríamos estos primeros días con una expedición de Jujeños, Salteños y una Tucumana, sus arrieros Patricio y Antonio Valderrama ya estaban descargando, mientras que Saúl llegaría un par de horas mas tarde, fiel a su estilo parsimonioso.

Corrales y cultivos, en la inmensidad.

Como siempre nos atiborramos de comida, nos tomamos unos mates y a descansar. El día siguiente teníamos por delante el trayecto hasta Ovejería, quizás unas de las aproximaciones mas lindas que realicé jamás. Pasamos por el puesto de Santos, otro conocido lugareño y desde allí encaramos la Cuesta Brava, luego de algún que otro contratiempo.

Este sendero fue parte del Qhapaq Ñan, antigua red vial incaica que tuvo su auge durante el Tawantinsuyo recorriendo más de cinco mil kilómetros desde Ecuador a Tucumán, atravesando los cuatro “suyos” (del Quechua, “suyu”: región o territorio). En particular la zona norte de lo que hoy es nuestro país, integraba el Collasuyo, ocupado por por Aimaras, Collas y Puquinas.

Qhapaq Ñan, antigua red vial incaica que tuvo su auge durante el Tawantinsuyo.

Es impresionante como aquí la historia aun esta viva, y colectivamente en uso continuo. La energía que sentimos quienes peregrinábamos por estas sendas por primera vez fue increíble. No parábamos de flipar con el paisaje, paisaje en su concepción mas amplia, y antropológicamente hablando, el paisaje cultural. Este que se encuentra vinculado a las creencias, al símbolo, al mito y al rito, que son a su vez el nexo o puente entre una realidad sensible, cognoscible y el misterio y la maravilla que encontramos en los diferentes órdenes y niveles de la naturaleza y más aun en la cosmovisión andina.

Ovejería, y su capilla a 3600 msnm.

Luego de dos pares de horas llegamos a Ovejería, un caserío muy pintoresco en el que desde hace algunos años solo habitan Virginia y Eustaquio.  Ellos nos contaban, mientras sacábamos unos panes del horno de barro, que Ovejería supo albergar a varias familias. La escuela, la capilla y los pasillos empedrados se encuentran hoy en parte abandonados por la migración de los jóvenes, y el abandono rural.

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Por la noche pelábamos unos papines para el guiso de cordero que ferviente preparaba Virginia, y hablábamos como en familia de las problemáticas del lugar. La migración, la desaparición del trueque, la aparición de la energía solar, el aislamiento, la soledad del lugar y su historia. Pasamos una noche muy agradable, de esas que solo la gente del norte que hace pasar, siempre haciéndote sentir como parte de su familia. Igualmente al  tercer plato de guiso lo tuve que negar, solo por timidez.

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Nos despedimos de los Valderrama afirmando volver pronto, y comenzamos el último día de aproximación hasta el refugio militar, ubicado a unos 4600msnm. Este día acompañamos a Saúl, su andar tranquilo nos serviría para apaciguar nuestra ansiedad y favorecer la aclimatación de nuestros cuerpos. En el camino se siente la ganancia de altura, no solo en nosotros, sino también en la vegetación que cada vez mas se opaca, destiñe y achaparra en el horizonte.

Diego se prepara para seguir, dan ganas de quedarse en este hermoso lugar.

Luego de cruzar un gran vegal y un pequeño abra, llegamos a la Laguna Chañi, donde nos tiraríamos un rato al sol antes de continuar. Una vez en el refugio, descargamos los bultos y nos despedimos de Saúl con unos mates, lo volveríamos a ver una semana después en su casa en León, ahora la reducción de las cargas corría por nuestra cuenta, debíamos comer como animales.

Primera aparición del Chañi Chico. Sueños hieleros por el piso..

Después de un día de descanso que transcurrió sin mayores sucesos, hicimos un porteo de material al circo del Chañi Chico, con intenciones también de elegir un objetivo y ver las posibles escaladas. Particularmente, este fue un verano muy seco, con pocas precipitaciones, lo que dejo un abril bastante pobretón en hielo. Nuestros planes se desmoronaban, pero luego de ver la calidad del granito de la zona, nos urgía la ganas de roquear como titanes.

Primera aparición del Chañi Chico. Sueños hieleros por el piso..

Al día siguiente, con planes de aclimatación, escalamos la Aguja Bicentenario (5250 msnm), repitiendo la vía “Pachamanka Mousse” (250m, 60°, M2). Encontrándola seguramente mas mixteada, que cuando la abrieron los Barilochenses el año anterior. Fuimos casi todo en simultáneo, escalando buen hielo, pero pobre en grosor.

Aguja Bicentenario (5250 msnm). Por la izq. la vía Pachamanka Mousse (250m, 60°, M2). Bajamos destrepando por el corredor de la derecha.

Al llegar al filo, nos quedarían unos 50m de roca fácil hasta la cumbre, desde la cual no veríamos más que nubes alrededor. Descendimos por el corredor de la primera ascensión (300m, 45°), el cual no tenia nada de nieve y se había convertido en un tedioso acarreo.

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Descansando en la pequeña vega al centro del circo, barajábamos posibilidades. Centramos nuestra atención en las agujas vírgenes al sur del Chañi Chico, las cuales tienen una calidad de roca increíble, con fisuras perfectas que nos recordaban al mejor granito de Frey. Desde lejos no parecen muy prometedoras, pero al acercarnos descubrimos algunas líneas que nos motivaron a volver días después.

Tercer día y cumbre en la Aguja Bicentenario (5250 msnm).

Así fue que Diego y Hernán realizarían la primera ascensión de la Aguja “Pachamama” (5200 msnm), escalando una evidente placa en la cara Este de la misma. Encontrarían en estos 90m las mayores dificultades de la vía, escalando algunos largos de 6c+ a puro jadeo hipóxico. Luego seguirían a la cumbre por terreno de aventura, trepando unos 210m más tumbados y cortados, pero con buena calidad de roca. Destreparon por la cara N/NE, volviendo a pie de vía por la tarde. Así nació “Lejos de Mojar” (300m, 6c+, C1+).

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Aburridos son los días de descanso, cuesta entender para lo que son. Cuando íbamos por el quinto termo de mate, era una señal de que teníamos que pensar el almuerzo. Esa tarde después de la ascensión de la Ag. Pachamama, fue dedicada a la lectura, a los placeres culinarios y a la siesta. Era el quinto día en el refugio, nos quedaba solo un intento, una bala en el cargador. Teníamos que ver a donde disparar. Las opciones eran bien distintas, desde bajar a Ovejería a por un cordero, hasta darlo todo en las paredes más abruptas del Chañi Chico.

Mateando en el refugio (4600 msnm)

Finalmente, elegimos un termino medio, y por la mañana del Lunes estábamos a los pies de la Aguja que llamaríamos “Witu Guachou”  (del Quechua, “witu”: punta, “guachou”: flecha), por la evidente forma de su cara este. Elegimos una línea directa a la cumbre, por la parte central de la pared, la más vertical. Los tres últimos largos tenían una calidad increíble, fisuras de manos y puños nos llevarían a una afilada cumbre en la que nos montamos a caballo. El receptor GPS/Glonass marcaba 5090 msnm, habíamos realizado otra primera, abriendo la ruta que llamamos “Mas allá de las nubes” (250m, 6b+/c).

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Mas allá de esas nubes, que durante nuestra estadía nos acompañaban, y se cronometraban con precisión, subiendo cada tarde y dejando alguna que otra precipitación. Mas allá de esas nubes, escalamos dos rutas de calidad, compartimos unos intensos momentos en armonía con el entorno, conocimos gente excepcional y nos divertimos entre amigos. Mas allá de esas nubes, deseamos volver, intentar nuevas líneas que por si solas se explicitan, y llaman a los escaladores a tocarlas. Más allá de esas nubes, por encima de ellas, se encuentra el Nevado de Chañi, un lugar que todo montañista debería soñar con conocer.

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Bajamos a Ovejería convertidos en mulas, desandando los 35km de aproximación recorridos, pero esta vez con unos 35kg sobre nuestras espaldas. Almorzamos con Virginia y seguimos sin parar hasta Tranca. Donde llegamos exhaustos, pero contentos en saber que nos quedaba un día corto hasta León. Corto pero voraz, transitando el lecho del río, plagado de piedra bola, detonando nuestros tobillos. Seguramente es mejor bajar con cargueros también.

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El Nevado de Chañi esta ahí, abierto a que lo toquen, abierto a que pidan permiso y pasen a explorarlo. Ya se una buena temporada de hielo, donde podremos escalar vías de hasta 600m de cascadas y mixtos de calidad, o en una temporada seca, donde nos podremos dedicar a acariciar ese granito naranja, explorando algunas agujas aún vírgenes. Esta ahí también, abierto a los montañistas que quieran medirse con su cima principal, un clásico del norte argentino. Esta ahí, enmarcado en un entorno de grandes quebradas, de grandes personas, de grandes momentos por vivir. Esta ahí, dejando imágenes que quedan en la memoria, y que ilustran con sabiduría la verdadera esencia de la montaña.-

Topos:

Topo Ag. Witu GuachouTopos Ag. Pachamama

Algunas postales:


10 comentarios en “Chañi: Montaña Sagrada.

  1. Excelente como siempre!!!

  2. muy lindo post muchachos! esperamos que vuelvan pronto!

  3. Diego, sos un capo!! te re felicito! sos parte de la montaña loco, nunca te detiene!

  4. koñy wasi hostal 9 abril, 2013 — 22:56

    en el 2002 fui es emocinante pero fuimos por moreno heramos 5 llegamos 3 es una experiencia inolvidable
    maria vilte salta capital

  5. los felicito hermoso el paisaje
    gustavo

  6. Excelente relato pero sobretodo…¡Excelentes fotos! Felicitaciones por las escaladas realizadas!

  7. Bien amigo!!! q orgullo!!!

  8. Ante todo Felicitaciones!!! muy buen relato. Tengo pensado hacer el mismo recorrido con un amigo en semana santa. Les quería preguntar si tienen el telefono de alguno de los arrieros que nombran en el relato o si nos pueden pasar alguna sugerencia para contactar. Desde ya muchas gracias y felicitaciones!

  9. camaradas, interesantisimas actividades los felicito …tengo miles de preguntas, estube buscando en fotos y recuerdos algun indicio de la aguja pachamama y naaaadaaaaa…google earth tampoco, que info tienen ? donde encuentro esta aguja entre todo este gran circo ? graicas !!

    1. disculpa la demora. si me mandas un correo a feremartinez@gmail.com te respondo con los waypoints de la zona y los topos. saludos!

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